Nuestra compañera Susana Ortiz preparaba su clase de principiantes/elemental. Era con Aula 1 y se trataba de describir lugares utilizando el verbo ser y adjetivos.
"A ver –dijo–. Necesito adjetivos para escribir ciudades." Cuando ya tenía unos cuantos (ver foto), preguntó: "¿Cómo se dicen en inglés?"
"Mi inglés –nos explica Susana– no es ni bueno ni malo: ¡No tengo!" Pero saber cómo se dice algo en inglés, si se parece o no a su traducción en castellano, le ayuda a prever qué palabras pueden costarles más a sus estudiantes a la hora de presentar vocabulario nuevo.
"Con principiantes, a veces también utilizo el inglés para motivarles," nos comentó otro compañero (no recuerdo quién): "Hay bastantes palabras que se parecen –y en francés e italiano ocurre lo mismo– y saber eso es saber que ya tienes más vocabulario de lo que te imaginas al principio."
Solo hay que tener cuidado con los falsos amigos.
Si conoces algunos falsos amigos entre el castellano y las lenguas de tus estudiantes, escribe unas frases y llévalas a clase para que los estudiantes encuentren el error.
Esto les hará ver la necesidad de poner a prueba las amistades peligrosas del vocabulario.